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8 dic 2012

Cuánta Razón


3 dic 2012

No hay Movimiento sin Ritmo

Pequeño documental sobre Foli, palabra que denomina al ritmo en la tribu Malinke.


12 nov 2012

Epilepsia Musicogénica

Las crisis epilépticas causadas por la música no son comunes. Fueron descritas por primera vez en 1937. Hasta el momento, sólo se han comprobado 150 casos en la literatura mundial.
La revista Scientific American ha publicado un artículo al respecto el 9 de junio, en el cual el autor, Nikhil Swaminathan, explica cómo una chica llamada Gayle comenzó a sufrir convulsiones cuando escuchaba algunas de sus piezas favoritas, desde el 2005. Cuando hicieron su aparición las crisis, todos los estudios que le practicaron resultaron negativos. Poco a poco, ella se dio cuenta que las convulsiones sólo ocurrían cuando escuchaba determinadas melodías.
Sin embargo, la chica temía que nadie le creyera y no dijo nada a su neurólogo, quien trató de aliviar el problema con una gran cantidad de medicamentos que resultaron inútiles. Finalmente, mientras le hacían algunos estudios, la chica les contó lo de la música. Al principio, se mostraron sorprendidos. La condición de Gayle empeoró poco a poco, y cada vez era sensible a un número mayor de canciones hasta que después de un tiempo sólo el jazz y la música clásica no le provocaban convulsiones.
Tuvo que abandonar la escuela porque los tonos de los celulares le provocaban crisis y, con el tiempo, el problema se hizo cada vez más incapacitante, pues no podía ir a ningún lugar donde hubiera música. Eso significaba que no podía acercarse a los centros comerciales o a los restaurantes. Tampoco consiguió mantener un empleo.
Macdonald Critchey fue el primero en describir la epilepsia musicogénica en un artículo de 1937. Sólo 150 casos han sido confirmados hasta la fecha, incluyendo los 15 que Critchey reportó en su artículo. Al parecer, la mayor parte de los pacientes estudiados hasta ahora tienen crisis ante cierto tipo de música, pero esto no tiene que ver con el ritmo o la intensidad, sino con la respuesta emocional que la melodía provoca en la persona.
Como en otros tipos de epilepsia, cuando los medicamentos se vuelven ineficaces sólo queda el recurso de la cirugía, en la cual los neurocirujanos deben extraer un trozo del cerebro, precisamente aquél que está provocando las crisis. Esto plantea complejas decisiones para los médicos, quienes deben asegurarse de seccionar suficiente tejido como para que la epilepsia cese, pero no tanto que esto comprometa la función neurológica del mismo.
Inicialmente, Gayle rechazó la cirugía pero poco después se dio cuenta que era tanto como negarse a sí misma la posibilidad de una vida normal, dada la ubicuidad de la música en casi todos los entornos. Así que finalmente aceptó el procedimiento que sólo había sido practicado en 4 personas con epilepsia musicogénica antes que ella. Tras un cuidadoso mapeo de las zonas involucradas en las crisis epilépticas, fue sometida a dos cirugías tras las cuales le fue removida una amplia sección de su cerebro, de aproximadamente seis centímetros de longitud. Por fortuna, parece que no hubo efectos adversos en cuanto a sus facultades intelectuales y fue capaz de retomar una vida normal y con mucha música a su alrededor.

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11 nov 2012

Amusia: Definición y Tipos

Definición

El término amusia se usa para definir el deterioro o pérdida de la capacidad musical derivada de una enfermedad adquirida cerebral. Por consenso el término no es aplicable a personas con poca o ninguna capacidad musical innata, ni a aquellos con sordera. 

Variedades de amusia

Se supone que hay tantas amusias como componentes de la actividad musical. Hay pocos casos descritos de cada variedad de amusia y, en ciertas amusias puras, los casos son únicos o todavía no se ha descrito ninguno aunque se supone que deben existir. En general los trastornos neurológicos asociados a la amusia son frecuentes y, probablemente, esta sea la causa de la dificultad de identificación de este tipo de trastornos neuropsicológicos, independientemente de que la población sin estudios musicales raramente consulte por tales problemas. Se han identificado las siguientes variedades de amusia: 

Amusia vocal o expresiva-oral
Es la pérdida de la capacidad de cantar, silbar o tararear una melodía. Se ha descrito amusia expresiva aislada en lesiones temporales anteriores derechas y frontales derechas y amusia expresiva asociada a otros déficits (generalmente afasia) en lesiones del córtex auditivo de forma bilateral y lóbulo frontal izquierdo. 

Apraxia instrumental
Es la pérdida de la capacidad para tocar un instrumento sin déficit motor, sensitivo o práxico (no amúsico) asociado. Hay un solo caso de apraxia instrumental aislado, en un acordeonista con un glioma frontal derecho.

Agrafia musical
Probablemente relacionada con la agrafia verbal (lesiones en hemisferio dominante). Es la incapacidad para transcribir una serie de notas escuchadas (generalmente en asociación con otros déficits amúsicos) o para copiar una notación musical.

Amnesia musical
Se trata de la dificultad para la identificación de melodías que deberían ser conocidas para el paciente, no asociada a otros problemas neuropsicológicos. Estos enfermos pueden reproducir una melodía recién escuchada.

Alexia musical
Es la incapacidad para leer notación musical. No se han descrito casos aislados. En lesiones en hemisferio dominante.

Transtornos del sentido del ritmo
Se refiere a la dificultad para discriminar patrones rítmicos o bien para reproducirlos. Generalmente con otros déficits asociados.

Amusia receptiva
Así se conoce a la dificultad para discriminar las características básicas de una nota o una serie de notas. El caso extremo es la incapacidad para diferenciar entre sonidos de diferente tonalidad. Generalmente está asociada a sordera para las palabras y agnosia auditiva (lesiones del lóbulo temporal dominante) o aislada (lesiones en uno u otro lóbulo temporal o en ambos. Puede acompañarse de sensación desagradable o discordante de los sonidos escuchados.

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Fuente: http://www.infodoctor.org/neuro/Art12.htm

25 ago 2012

Aprender música de niño ayuda al cerebro de adulto

Éste es el titular de una noticia de El Mundo publicada por Ángeles López ayer mismo. Os dejo una copia de la noticia, el enlace al final:



¿De qué le ha servido tanto esfuerzo si luego ha dejado los estudios de música? ¿Dónde quedaron las horas dedicadas al solfeo? ¿Tiempo perdido? Estas y otras muchas preguntas se las habrán planteado muchos padres, e hijos, cuando intentaron en vano que su prole aprendiera a tocar un instrumento. Para ellos, y para los que finalmente sí terminaron ganándose la vida entre notas musicales, van dirigidos los resultados de un estudio que señalan que practicar música en la infancia se traduce en una mejora de las funciones cerebrales en el adulto.
Aunque son muchas las investigaciones que han analizado cómo la música afecta a nuestro cerebro y cuerpo, el estudio que ahora presentan investigadores de la Universidad de Northwestern, en Evanston, Illinois (EEUU), se centra más en analizar qué ocurre después de que los niños dejen de tocar un instrumento musical si sólo lo han hecho durante unos pocos años.
Para conocer si esos años de aprendizaje se tiran por la borda una vez que se abandona el estudio musical, se midieron las señales eléctricas del bulbo raquídeo de 45 adultos en respuesta a ocho sonidos complejos con diferentes tonos. Estas señales cerebrales son una fiel representación de la señal auditiva, de esta manera los investigadores pudieron analizar los elementos del sonido que son capturados por el sistema nervioso y conocer si son débiles o fuertes en cada participante con diferentes experiencias y capacidades.
Entre los participantes del estudio, cuyos resultados son publicados en la revista 'Journal of Neuroscience', estaban personas sin formación musical, otras que tenían estudios que iban de uno a cinco años y otras que había estudiado música de seis a 11 años. Todos ellos empezaron a tocar con nueve años y su edad, en el momento del estudio, oscilaba entre los 18 y los 31 años.
Comparados con aquellos sin formación musical, los participantes que habían estudiado de uno a cinco años de música tenían mejores respuestas cerebrales frente a sonidos complejos. Estas personas eran más eficaces para extraer la frecuencia fundamental de la señal sonora, es decir, la frecuencia más baja en el sonido que es clave en la percepción musical y en el habla. "Esta habilidad les permite reconocer sonidos en un entorno complejo y ruidoso, también es importante para la expresión hablada y para la memoria", explica a ELMUNDO.es Nina Kraus, profesora de Neurobiología, Fisiología y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Northwestern y principal autora de este estudio.

Efectos mantenidos

Para esta investigadora, está claro que "la forma en la que tú escuchas hoy viene dictaminada por las experiencias con el sonido que has tenido hasta hoy. Estos nuevos resultados son un claro ejemplo de esto".
Estos resultados, junto con los obtenidos en investigaciones previas por estos investigadores, permiten señalar "beneficios que van desde una mejor percepción auditiva, mayor función ejecutiva y un empleo más eficaz de herramientas comunicativas. Todo ello sugiere que el entrenamiento musical durante el desarrollo produce efectos positivos y a largo plazo en el cerebro adulto", refiere el estudio.
"Esperamos que estos datos, junto con lo descubierto en investigaciones anteriores, se apliquen en estrategias educativas. Creo que es fundamental que la música sea una asignatura más del colegio", explica Kraus.

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El enlace aquí